Carta a Julio Cortázar
Espero sepas perdonar el atrevimiento de dirigirme a tí mediante las letras, esas que jamás guardaron secretos y que tán cómplices fueron de tu errar, pero no se me ocurre formato en el que agradecer lo que me (nos) has dado de forma harto generosa. No voy a decir que mi libro de cabecera son tus increíbes "Historias de cronopios y famas", aún siéndolo, ni que en "Rayuela" se esconde en cueva críptica la verdad de un universo del que me empapo diariamente. No pienso enumerar los momentos de goce leyendo los bestiarios, ni las tropelías de "Un tal Lucas", ni la azarosa narración de "El examen", que gracias a tí soy también "El buscador" ni que "La casa tomada" me parece uno de los mejores relatos que he leído en mi vida. No pienso caer en la tentación de contarte, querido Julio, que tu obra representa un mapamundi de sentidos, hoy solo quiero hablar de tí, de la persona que pulsa, desde el otro lado, las teclas exactas de una vieja máquina de escribir.
Y es que desde hace un tiempo me acerco más a la persona que a su obra, al ser que late tras las páginas firmadas desde la soledad de un cuarto o buhardilla. Huelo aquí el humo de tus insistentes cigarrillos, del whisky de tu vaso y me encantaría estrecharte esa enorme mano que tienes, hablar de Poe, de Borges, de Bánfield, de Charlie Parker... Convertirme, por un rato, en algo más que ese lector cómplice que buscabas en cada línea, convertirme en un amigo, no de los de juego y fiestas, de los de verdad, los del silencio cómodo, los que ahora lloran en silencio tu falta.
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koala -
javi -