el ocaso de los ídolos
En su libro el alemán Friedrich Nietzsche afirmaba que se acercaba el fín de la vieja verdad. Para él, el ídolo era la idea de lo impuesto, esa verdad rotunda, asumida, no se trataba de una divinidad en forma de dios (¿o igual sí?).
Hoy en día tenemos muchos dioses por los que morir o matar, pero ninguno por el que vivir. Esa es una constante en nuestro devenir. Hoy "la etiqueta" reformula todo, las ideologías son o de izquierdas o de derechas, no se admiten fisuras, blanco o negro, arriba o abajo, con nosotros o contra nosotros. Y así nos va. Ahora toca hablar sobre la enfermedad del enésimo dictador de la Historia del siglo XX-XXI; Fidel Castro. Los jóvenes revolucionarios llevan camisetas del Che, pero ...¿cuantos llevan camisetas de Fidel?
El caso es que el hombre se ha convertido en una caricatura de sí mismo, como en su momento nuestro papuchi Wojtyla (oh Karol!). Esas entidades que conocemos desde que tenemos uso de razón para ver la tele, esa especie de familiares lejanos a los que nos acostumbramos a ver por la tele, en los periódicos...
Fidel Castro se muere, y no solo eso, además está enloqueciendo a pasos agigantados, se ha llegado a un punto de histeria ego-megalo-histriónico que se cae por todos lados. Y es triste, porque la idea era buena pero, en fín, no hay bien que mucho más de cincuenta años dure...
Ahora entiendo por qué la gente lleva camisetas del Che; porque se murió a tiempo.
2 comentarios
CHECHA -
Nuria -