Mientras Axeles provocan un regusto a agrio, bien por sus formas de niño mimado del rock, bien por su impuntualidad a la hora de entrar a currar, bien por no ser lo mismo que en el 92 (¿quienes de nosotros lo somos?), mientras estrellas del firmamento del music-industry se estrellan contra ese muro tan inexcrutable como es el de su ego, gente tan enorme y tan humilde suben a un escenario a dar muestras de lo que saben hacer: tocar.Colosos que a lo largo de los años no han hecho sino tocar y vivir, en vez de pensar en qué epitafio quedaría bonito en su ya diseñada lapida, sita a poder ser junto a la de un poeta maldito. Enormes musicos que hacen música, no circo ni portadas de revistas de sensacionalismo barato.Musica con el único afán de conmover, expresar, no con la descafeinada idea de convertir una melodía en un molesto politono omnipresente. Gente como el enorme Sonny Rollins, que a sus 75 años salió a tocar durante casi tres horas, soplando más que el lobo del cuento de los cerditos, y es que Sonny ayer arrancó de cuajo casas de cemento armado hasta los dientes, a punto estuvo de hacer volar por los aires el Polideportivo de Mendizorroza que, totalmente entregado, ovacionó al ídolo en su único concierto en Europa.El 11 de Septiembre de 2001, dos aviones reedirigidos acabaron con dos torres gemelas, igualitas, frente al piso de Sonny Rollins que tuvo que ser evacuado por miedo al derrumbamiento de su propio edificio. Pero ni entonces ni ahora, nada podrá acabar con el "coloso". Larga vida a la musica (y a los músicos) de verdad.
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pedrito -
koala -
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